En este pantano están construidas una especie de islas flotantes artificiales, cubiertas por balsas de tierra, que se usaban para expandir el terreno de cultivo, a las que se llegaba a través de trajineras (barcas o barquitos en nuestro dialecto).
Don Julián Santana Barrera era el dueño de uno de estos islotes, el cual estaba adornado por un montón de tétricas muñecas. Comenzó a decorar su isla en el 1950. Santana era un hombre agradable, salía del barrio de la Asunción para su chinampa a recoger su cosecha que luego vendía. Fue pasando el tiempo y dejó de hacer todo esto y se mudó a la isla en el 1975, en ese momento dejó de vender sus cosechas y empezó a encargarse su sobrino Anastasio.
Un día, Julián le contó a su sobrino el porqué de decorar su isla con estas muñecas, supuestamente el hombre presenció como una niña se ahogaba entre los lirios del pantano sin poder hacer nada por ella. Desde entonces, el espíritu de la niña empezó a acosarle por las noches, el pobre hombre no conseguía ni dormir. Así que decidió recoger muñecas de todas partes para utilizarlas de protección contra los malos espíritus. El mismo decía que algunas muñecas aparecían allí solas sin que nadie las colocase allí. Según él, estas muñecas le hacían compañía y hacían que las cosechas fueran mucho mejores.
Los vecinos empezaron a pensar que la isla estaba maldita, a veces escuchaban las risas o llantos de estos juguetes.
Hacia los años 90, la isla se convirtió en un lugar turístico, después de que la chinampa fuera declarada patrimonio de la humanidad en el 87.
En la isla se encontraba la muñeca preferida de Julián, ‘la moneca’ los visitantes le piden deseos y hacen ofrendas para que se cumplan.
Un día, cuando Anastasio y su tío salieron a pescar como de costumbre, su tío le contó una nueva historia, decía que en el pantano había una mujer, una especie de sirena que siempre estaba llamándole para que se fuera con ella, pero él no era tonto y la cantaba para que le dejara en paz. Ese mismo día Anastasio se encontró muerto a Julián de un ataque al corazón, en el mismo lugar que el decía que la sirena se aparecía.
Desde ese momento Anastasio se hizo cargo de la chinampa. El escuchaba voces y escuchaba a su tío tranquilizarlas
Desde entonces la isla se ha convertido en un lugar turístico donde la gente va a pedir deseos y hacer ofrendas.
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