Cuenta la leyenda, que hace siglos un mago lanzó un hechizo para dar vida a las gárgolas, para que protegieran a los humanos durante la noche de espíritus malignos. Con su aspecto, pretendían ahuyentar a los enemigos mientras que por el día eran unas simples estatuas de piedras.
Originalmente, las gárgolas eran canales de agua ornamentales para desagotar los edificios de las antiguas mansiones góticas. Hoy en día, podemos verlas en muchos edificios de los países de Europa.
Es difícil creer que las gárgolas, siendo como son en su apariencia con garras, alas de murciélago y enormes colmillos, tengan el deber de proteger y no atacar. ¡Aunque nosotros se lo agradecemos!
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