Las herraduras son muy conocidas en todo el mundo dado que son muy utilizadas en los caballos para proteger sus pezuñas de todos los impactos que sufren, pero también tiene otra función oculta y puede que desconocida para muchas personas, que es la atracción de la buena suerte y la protección contra el mal.
Pero antes de explicar como funcionan estas cualidades tan peculiares de la herradura, deberíamos conocer un poco sobre su historia. Se ha creído durante mucho tiempo que el origen estaba en la Antigua Grecia, pero en realidad data del siglo X, en Inglaterra, cerca de la Catedral de Canterbury (una de las más famosas del mundo), había un herrero al que se le apareció una criatura, mitad animal y mitad persona pidiéndole que le colocara una herradura, y el herrero al sospechar que se trataba del mismísimo demonio, le colocó mal la herradura para causarle dolor y sufrimiento y que no volviese.
De aquí que se coloquen en las casas para ahuyentar el mal y traer la buena fortuna, pero depende de la posición en que coloques la herradura, está tendrá un fin distinto, y siempre debe tener siete clavos para que sea útil.
Se suelen colocar en el porche de la casa (si no se tiene porche, simplemente fuera de la casa), pero si la herradura se coloca con la (U) hacia arriba, su función será la protección y la repulsión del mal, pero si la (∩) está hacia abajo, su función será la de atraer la buena suerte a quien pase por debajo de ella, por este motivo, la mayoría de las puertas, verjas, arcos (en catedrales o iglesias), tienen esta forma, para que al pasar tengamos buena fortuna.
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