Había una vez una jovencita de una clase social alta del siglo XVI llamada Marta de Águila, ella un día conoció a Joaquín Urturia de quien se enamoró perdidamente a pesar de ser proveniente de una familia pobre.
Su familia al saber esto, no permitieron nunca su noviazgo y ella tuvo que incluso planear su boda sola pero esta nunca fue consumada; sus propios hermanos le ofrecieron una buena cantidad de dinero a Joaquín para que sin decirle nada a Marta se fuera del pueblo y no se casara con ella, algo que la sumergió en una profunda depresión de la cual nunca salió.
Cuando Marta se enteró de esto para tratar de olvidar la situación, se internó ella misma en un convento, aun así Marta nunca pudo olvidar a su amado pues ni los médicos de la época pudieron ayudarla.
Una tétrica noche Marta no pudo soportar más su dolor y vio como única salida quitarse la vida, algo que hizo al ahorcarse ella misma a las afueras del convento de la Concepción en un árbol de la zona.
Debido a esto, la iglesia católica no dejó que fuese enterrada en tierra por haber cometido el acto del suicidio, quizá por ello que el fantasma de Marta todavía seguía merodeando en el huerto del convento e incluso en la fuente que había.
Las monjas vivían tan asustadas por las apariciones de la ahorcada Marta que mandaron a cortar el árbol donde Marta se había suicidado pero sin conseguir ningún éxito, ya que el fantasma seguía apareciendo suspendido en el aire.
Esto siguió ocurriendo muchos años después del siniestro evento, todas las noches al ocultarse el sol, hasta que un día dejó de ocurrir. Se dice que fue porque su amado Joaquín había muerto y esto estaba ocurriendo porque ella lo estaba esperando desde la otra vida.
Cuando Marta se enteró de esto para tratar de olvidar la situación, se internó ella misma en un convento, aun así Marta nunca pudo olvidar a su amado pues ni los médicos de la época pudieron ayudarla.
Una tétrica noche Marta no pudo soportar más su dolor y vio como única salida quitarse la vida, algo que hizo al ahorcarse ella misma a las afueras del convento de la Concepción en un árbol de la zona.
Debido a esto, la iglesia católica no dejó que fuese enterrada en tierra por haber cometido el acto del suicidio, quizá por ello que el fantasma de Marta todavía seguía merodeando en el huerto del convento e incluso en la fuente que había.
Las monjas vivían tan asustadas por las apariciones de la ahorcada Marta que mandaron a cortar el árbol donde Marta se había suicidado pero sin conseguir ningún éxito, ya que el fantasma seguía apareciendo suspendido en el aire.
Esto siguió ocurriendo muchos años después del siniestro evento, todas las noches al ocultarse el sol, hasta que un día dejó de ocurrir. Se dice que fue porque su amado Joaquín había muerto y esto estaba ocurriendo porque ella lo estaba esperando desde la otra vida.
Leave feedback about this