Yule es la fiesta que los pueblos escandinavos o germanos dan a la Navidad, entre ellos los tan conocidos vikingos. Se cree que es la fiesta más importante de esta cultura pues incluso tienen referencias a ella en el nombre de sus meses. Tenían el mes Yiola que significa «antes de Yule» y Afterayiola «después de Yule».
Las fiestas de Yule según se cree tenían una duración de unos doce días. Probablemente empezarían con el solsticio y terminarían nuestro día de Reyes.
Era un momento de descanso para el pueblo antes de empezar con las labores del campo que traería la primavera pues ellos pensaban que el sol en este día también descansaba en el horizonte de su viaje para luego proseguir. A partir de este momento ascendería de nuevo por el cielo trayendo y retirando las tinieblas trayendo la luz y retirando las tinieblas hasta el año siguiente.
Pese a que era una época muy fría, sumida en mitad del invierno, se pensaba que a partir de este descanso el ciclo natural empezaba a rodar de nuevo y la naturaleza se empezaba a preparar para la llegada de la primavera de manera casi invisible.
Era el momento ideal para realizar toda clase de ofrendas a los dioses de la fertilidad y hacer todos esos rituales y tareas que servirían para potenciar esta y tener buenas cosechas durante el año. Las fiestas de Yule como muchas otras en los pueblos nórdicos empezaban con un gran sacrificio a los dioses, en especial a Frey porque era el dios de la fertilidad en su aspecto masculino y era representado por el sol naciente.
Tras el sacrificio comenzaba la fiesta: se encendían grandes hogueras y se hacían bailes alrededor de ellas. Con los animales sacrificados también preparaban grandes banquetes entre los cuales era bastante famoso el jamón de Yule ( si lo pensáis en muchos hogares hoy en día existe la costumbre de comprar jamón). Para beber tenían una cerveza especial para estas fiestas: cerveza de Yule
En estas fiestas era muy importante la familia y la hospitalidad por lo que se trataba muy bien a los invitados colmándolos de atenciones y de regalos correspondidos como hacemos hoy por hoy. Algunas fuentes comentan que se preparaban los banquetes sobre las tumbas de los familiares fallecidos.
Otra tradición que ha llegado hasta hoy en día es la del Yolelok o tronco de Yule. Se cree que se encendía un enorme tronco que habían dejado del año anterior y lo hacían arder por doce horas: toda la noche. Esto servía para alejar a los espíritus y potenciar la prosperidad. Al día siguiente cogían las cenizas de este tronco y las extendían por los campos para potenciar la fertilidad y tener buenas cosechas.
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