El árbol de la vida: La Cábala y sus fórmulas mágicas de poder y protección
El carácter sagrado de la Cábala judía envuelve un recorrido espiritual para quienes puedan descubrirlo y aprender a transitar ese camino. El Árbol de la Vida detalla cada paso de ascensión hacia la Iluminación divina, y una eficaz manera de encontrar protección.
Para la Cábala el Universo está compuesto por un conjunto de elementos relacionados entre sí que dan como resultado un orden perfecto. El azar no interviene en esta concepción del mundo; cada suceso tiene su explicación y hasta los objetos más triviales están contemplados en el plan divino. La naturaleza sagrada que penetra todas las cosas es un punto fundamental para entender la forma en que la Cábala hace su interpretación y descripción del mundo. El hombre es un pequeño Universo que conforma el microcosmos, en él están presentes las mismas conexiones y potencialidades que se manifiestan, a mayor escala, en el Cosmos (macrocosmos). Existe así una cadena de correspondencias entre el Cielo y la Tierra y el objetivo de esta doctrina es alcanzar el punto más alto y espiritual de esa cadena. El lento aprendizaje cabalístico se logra, paso a paso, a través de un camino ascendente que, en cada escalón, aspira a un nivel más alto de conciencia.
Esta compleja representación se expresa simbólicamente a través del Árbol de la Vida, formado por 10 esferas llamadas sefirot que representan los 10 estados de conciencia y una serie de pasajes que conectan las sefirot entre sí. Los recorridos posibles que surgen a partir del Árbol de la Vida indican el camino que debe realizar el ser humano en su búsqueda de la perfección espiritual.
Es indispensable familiarizarse con cada sefirot y sus atributos particulares, así como con sus correspondencias planetarias, ya que estas esferas cumplen un papel determinado y pueden ser invocadas para lograr diferentes propósitos.
Para facilitar la comprensión y reproducir el camino lógico que se debe realizar, hay que estudiar las características de cada sefirot a partir del décimo estado de consciencia –Malkuth-, que es el primer escalón del largo viaje.
Las sefirot: los 10 escalones en el sendero divino
Aunque para fines didácticos se dividen en esferas, planos y columnas, es importante recordar siempre que este Árbol Cabalístico constituye una unidad indisoluble e indivisible y que todas sus partes son aspectos inseparables de esa unidad.
Acá se realiza un recorrido del nivel 10 al 1, como es usual en el ascenso y despertar espiritual que debería tener toda persona.
MALKUTH (nivel 10) PODER / REINO
Constituye el mundo material y representa la Omnipresencia e Inmanencia divina en todas las cosas. Es el estado de conciencia más cercano al hombre. Su planeta asociado es la Tierra. La invocación de esta esfera permite lograr mayor discernimiento y claridad. Los colores relacionados son los rojizos y el amarillo.
YESOD (nivel 9) RACIOCINIO
Es el fundamento que equilibra los dos niveles posteriores. Estimula la independencia y la comprensión. Tiene influencia en la salud mental y emocional de las personas. Su color es el violeta.
HOD (nivel 8) ESPLENDOR / MAJESTUOSIDAD / GLORIA
La virtud de este nivel es la Verdad. Se encarga de reabsorber estos mundos aparentes nuevamente en la Unidad. Este estado de consciencia estimula la capacidad de influir en los demás. Se relaciona con la magia y el poder. Los tonos anaranjados lo caracterizan.
NETZACH (nivel 7) VICTORIA / ETERNIDAD
La Victoria es la energía que producen todos los mundos manifestados. Es el nivel de las emociones. Nos permite admirar y sorprendernos ante el espectáculo de la creación. Permite desarrollar la creatividad y favorece las relaciones amorosas. Su color es el verde.
TIFERET (nivel 6) BELLEZA / ESPLENDOR
Esta sefirá es la Belleza que entrelaza a todas las sefirot entre sí. Estimula la devoción hacia la obra divina. Se invoca para desarrollar los poderes de sanación y restablecer las energías. Su color es el dorado.
GEBURAH (nivel 5) PODER / VALENTÍA / FUERZA
El Rigor o Juicio divino que niega todo lo que no es el Uno. Los atributos esenciales son la severidad, el poder y la fuerza. Estimula el coraje e interviene para acomodarse a los cambios. Su color es el rojo.
CHESED (nivel 4) BONDAD / COMPASIÓN / MISERICORDIA
Es la Gracia, el Amor o la Misericordia que se irradia a toda la creación. Esta sefirá incentiva la fuerza y empatía para luchar por causas justas y empresas nobles. El color es el azul.
BINAH (nivel 3) ENTENDIMIENTO / COMPRENSIÓN
La Inteligencia es la Gran Madre o Matriz Universal, generadora de todos los mundos y seres, a los que discrimina y forma sólo para devolverlos nuevamente al Uno. Es el nivel de la comprensión y se relaciona con lo oculto. A través de esta sefirá se persigue el entendimiento y su influencia se invoca a través del silencio. Su color es el negro.
Estas primeras tres sefirot son en realidad una sola: Kether es el Conocimiento, Chokmah el sujeto que conoce (activo) y Binah el objeto conocido (pasivo).
CHOKMAN (nivel 2) SABIDURÍA
Es la emanación primera, es la Sabiduría divina por la cual la Deidad se conoce a Sí Misma, y permite a todo ser reconocer la Unidad en su interior. Este nivel favorece el autoconocimiento y es una fuente de energías que permite tomar decisiones correctas y oportunas.
KETHER (nivel 1) CORONA ILUMINACIÓN
Es la realidad única, el misterio absoluto, la esencia pura de la que emanan las restantes sefirot. Este es el último nivel al que puede acceder el ser humano, es el más cercano a la divinidad. Es la esfera de la iluminación y las revelaciones. Contiene la respuesta a todos los enigmas. Representa lo absoluto y lo infinito. Su color es el blanco.
DAATH: es una esfera oculta que se ubica entre Kethr y Tiferet. Es el sefirá del Conocimiento y resulta indispensable para llevar a cabo la iniciación y el camino de sabiduría que propone la Cábala.
Cada una de estas sefirá tiene una cara oculta y otra visible. Es receptiva con respecto a la anterior y activa en relación a la siguiente. Es importante hacer notar que en toda sefirá puede verse un árbol sefirótico completo, y en cada uno otro más, y así hasta lo infinitamente pequeño. Cualquier Árbol por grande que lo imaginemos es sólo una sefirá de otro Árbol mayor, que a su vez es sólo otra sefirá de uno aún mayor, como es la estructura del espacio y el tiempo que contiene mundos dentro de mundos y ciclos dentro de ciclos, o sea la de una esfera arquetípica dividida en diez numeraciones (o pequeñas esferas) que se reproducen indefinidamente.
La Cruz Cabalística
Este es el primero de los ejercicios y no debe ser omitido en ningún caso. Es una técnica de protección y lo acompañará durante todo el recorrido.
El amanecer es la hora ideal para realizarlo y, si las circunstancias lo permiten, conviene llevarlo a cabo al aire libre. De no ser así, ubíquese delante de una ventana, desde la cual pueda ver la salida del sol. El silencio debe ser absoluto. Unos ejercicios de respiración profunda ayudarán a concentrarse y a estabilizar la energía.
El ejercicio consiste en estabilizar el cuerpo como una cruz. Concéntrese en experimentar la presencia de una línea luminosa que lo recorre interiormente en sentido vertical y en sentido horizontal. Acompañe el trayecto de la luz con su mano derecha manteniendo juntos los dedos. En primer lugar, coloque la mano en el centro de su frente y pronuncie la palabra “Ateh”. Luego, debe detenerse en el corazón y decir, suavemente, “Malkuth”. En tercer lugar, roce su hombro derecho pronunciando “Vegehburah”, para finalizar la línea en el hombro opuesto, y decir: “Vegedulah”. Cumplida esta etapa, extienda ambos brazos a los costados del cuerpo y, con las palmas orientadas hacia el cielo, diga: “Le-Olam Amen”.
Es conveniente llevar a cabo este ejercicio con mucha lentitud. Cuando haya finalizado, su cuerpo será un instrumento poderoso e invencible, pleno de energías concentradas. Usted estará amparado por la cruz que lo habita interiormente.
El pilar del medio
El Árbol de la Vida no sólo representa el Universo; también se halla cifrado en el centro del ser humano. La energía que circula a través de las sefirot se reordenan en el interior del cuerpo y forman el Pilar del Medio. Está constituido por: Kether (la corona), Daath, la esfera oculta (garganta), Tiferet (plexo solar), Yesod (los genitales) y Malkuth (los pies).
Este ejercicio fortalece el aura, activa potencias dormidas y proporciona protección. La técnica es similar a la de la Cruz. Combina la respiración consciente, los sonidos y la visulización del cuerpo recorrido por una luz, pero esta se desplaza ahora en forma vertical. Las etapas están constituidas por las cinco esferas que deben ser invocadas una por vez. Visualice el pilar del medio dentro suyo como una columna radiante cuyo resplandor trasciende las fronteras del cuerpo y lo envuelve en un cono luminoso. El campo de protección establecido por el pilar del medio lo prepara para cualquier ritual que decida poner en práctica. Lo importante es insistir en la visualización de la trayectoria de la luz y en cada uno de los niveles de consciencia representados por la sefirot.
Armonizar la salud
Prepare un altar en una habitación tranquila y solitaria de la casa. Colóquele encima un paño amarillo y dos velas de color bordó en cada extremo. Convoque al arcángel Sandalfon, que se asocia a la sefirot Malkuth. Al hacerlo, pida por su salud general y la de sus seres queridos. Luego, concéntrese en el color amarillo y luego dibuje a grandes trazos la letra “T” (Teth, en el alfabeto hebreo simboliza el color amarillo y al vapor que desprende de la Tierra). Cuando el ejercicio haya finalizado, se sentirá pleno de vitalidad.
Para combatir la depresión
Realice este ritual en una noche de luna llena. Luego de armonizar y estabilizar las energías de un espacio con sahumerio de lavanda, sitúe un espejo mediano sobre una mesa y, a cada lado, encienda dos velas violetas. Concéntrese en Yesod y el arcángel Gabriel. Mirándose al espejo, pronuncie la palabra “Teshah”, que expresa en hebreo el número nueve. A través de ese número se establece la relación armónica entre el cuerpo y el espíritu. De esa forma, logrará ahuyentar la depresión que lo afecta.
Mejorar el rendimiento laboral
Si tiene problemas para hacerse valer ante superiores, esta fórmula será de gran ayuda. Para convocar la energía de Hod, aromatice una habitación con hojas de romero. Va a necesitar dos cintas anchas de un metro de largo, una amarilla y otra anaranjada. Tréncelas a modo de cadena, de modo tal que le queden ocho eslabones. Si sobra cinta corte los restos. Rodee su cuello con la cadena y concéntrese en los nombres de aquellos a quienes desee impresionar favorablemente. Finalice el ritual agradeciendo a Miguel, el arcángel que custodia a Hod.
Para la unión amorosa
Netzach guía este ritual. Su correspondiente astrológico, Venus influye favorablemente en las relaciones sentimentales. Elija para su atuendo ropas de color verde. Coloque en un recipiente un poco de agua y deje flotar en ella siete pétalos de rosa. Entibie el agua hasta que los pétalos desprendan un aroma penetrante. Luego, retírelos con cuidado y formule siete deseos referidos a la persona que ama. Alinee los pétalos en su mesa de luz y déjelos allí durante siete días, al cabo de los cuales deberá arrojarlos a la basura.
Fórmula de la prosperidad
En esta fórmula participa Chesed, el nivel de la consciencia que genera abundancia. El ritual consiste en fabricar un talismán. Consiga un círculo plano de metal, preferentemente de cobre. Dibuje en la superficie un cuadrado perfecto y píntelo con esmalte azul. Cuando esté seco utilice un punzón para raspar el centro del cuadrado y dibuje el símbolo de Daleth, la letra hebrea que simboliza riqueza. Es como un 7 en ángulo recto, y con un punto debajo de la línea horizontal. Cuélguelo de su cuello durante dos semanas.
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