Podemos absorber malas energías bien del exterior, por ejemplo de algún lugar, persona o procedentes de ataques psíquicos, o las malas vibras se pueden generar en nuestro propio interior, de nuestros propios sentimientos, pensamientos y emociones. En ambos casos nos puede generar una carga energética caracterizada por síntomas tales como: irritación, cansancio injustificado, agresividad, depresión, enfermedades o accidentes, mala fortuna, miedos o se puede observar como las cosas del entorno se rompen sin motivo, las relaciones con los demás se vuelven conflictivas, el estado de humor empeora o se sufren pesadillas entre otros. Todo parece volverse en nuestra contra y los sucesos que nos acontecen resultan desagradables.
Interiormente podemos estar cargados de esas malas energías debido a nuestra actitud pesimista, pensamientos y conversaciones negativas, intenciones malvadas con el fin de causar daño a otros e incluso por acciones e intenciones pasadas que se han acumulado en nuestro Karma.
Para defenderse y establecer una protección frente a las malas energías habrá que hacer una limpieza energética tanto del cuerpo como de la casa con el objetivo de purificarlos; tratar de ser optimista y mantener pensamientos positivos, de esta forma atraeremos más de lo mismo, hay que recordar que somos como un imán para atraer aquello que sentimos; usar la sanación con reiki y limpiar el karma.
Vendrá bien tomar baños con sal marina, llevar algún tipo de amuleto o usar mantras de protección, limpiar el aura y equilibrar los chacras, mantener contacto con la naturaleza, no dormir con aparatos eléctricos alrededor, deshacerse de plantas secas o muertas. También son muy útiles los cristales a la hora de proteger y limpiar lugares y personas de las malas vibras.
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