La nigromancia o necromancia es una rama de la magia negra, que usa los cadáveres, vísceras y la invocación de espíritus, para la adivinación del porvenir o de conocimientos ocultos. Esta práctica es muy antigua, se remonta al Antiguo Egipto y aún hoy día se sigue ejercitando como medio de adivinación.
Cuando los nigromantes hacían uso de la práctica de la nigromancia, lo hacían mediante el uso de rituales en los que usaban desde varitas y talismanes hasta círculos mágicos, e incluso a veces hacían uso de la propia ropa de los difuntos o de objetos que hubieran pertenecido a ellos, todo para tener un mayor y mejor contacto con el espíritu que tenía que ser consultado.
Estas ceremonias podían alargarse desde horas hasta días o semanas, todo lo que fuese necesario para invocar al espíritu, además, las ceremonias tenían unas localizaciones específicas y no se podían realizar en cualquier lugar, normalmente eran lugares de enterramiento o que evocaran a la melancolía. La persona, a la que su espíritu iba a ser consultado, no podía llevar muerto más de un año porque hacía muy difícil el poder contactar con su espíritu.
Durante la época medieval, se creía que los espíritus consultados durante las ceremonias nigrománticas eran en realidad demonios y por eso tenían el poder y la cualidad de hablar sobre el futuro, por este motivo solo los clérigos estaban autorizados a realizar prácticas nigrománticas.
En la actualidad la nigromancia se sigue usando como método de adivinación, pero la cultura pop ha distorsionado y demonizado bastante está práctica, tanto que los nigromantes ya no son solo el intermediario entre el consultante y el consultado, ahora son los dueños de los espíritus que invocan, y solo invocan a los espíritus para la guerra y la masacre de personas.
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